"El Infierno es vivir cada día sin saber la razón de tu existencia." - Sin City

viernes, 23 de noviembre de 2012

El Monigote Renegado


Ricardo es un gran actor. Su vitrina de premios lo confirma. Junto con los récords de taquilla de sus Films más memorables. Ya sea por sus exageradas gesticulaciones en “Las locuras de mamá”, las improvisaciones de “Dr. Carcajadas” o los absurdos de “Millonario aburrido se emborracha”. Pero lleva meses rechazando guiones. Él siente que ya cumplió una etapa. Y cuando las deudas están por empezar a volverse impagables y cree que va a tener que aceptar el primer guión que le acerquen con un titulo parecido a “X PERSONAJE se volvió loco 2”, sucede lo inesperado esperado. Un gran guión, de un nuevo director, un drama revolucionario con ideas innovadoras, de alguien que busca llevar a un actor de perfil cómico hasta el éxtasis mismo de la actuación dramática. El contrato no es de los más jugosos que firmó en su vida, pero Ricardo no duda un segundo. La película se filma con la precisión al detalle. La campaña publicitaria es increíble. Cuando se estrena, la critica (previamente ansiosa de verla) la aclama. Pero solo la critica. El público corre la voz y antes de arriesgarse a ver una película dramática de su actor cómico favorito prefieren no asistir a la innovación. Todos saben de antemano que Ricardo no hará piruetas graciosas, ni chistes ni gesticulaciones. Saben que la película emociona y extrae lágrimas. Todo el público lo sabe y ellos solo pretenden de Ricardo que les extraiga risas. Eso y nada más. El público no quiere novedad. Y así, la mejor película de Ricardo se convierte en fracaso de taquilla y en el final de su carrera, retirado al olvido por no querer ser más el monigote de la masa.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

La Gran Frustración


Luciano, de chico quería ser doctor. Hoy es un prestigioso cirujano. Gabriela quería cocinar como su madre. Ahora lleva adelante su propia empresa de catering. A Andrés le encantaban los aviones. Mañana da su último examen para convertirse en piloto autorizado de las fuerzas aéreas. Jonathan se levanta cada día sin una sonrisa en su rostro. Cumple su rutina a rajatabla sin una queja. De casa al trabajo y del trabajo a casa. No es que odie el estudio de televisión donde cumple su rol de guardia de seguridad cerca de las grandes estrellas. Bah, no es que lo odie en particular. Jonathan odia todo. Desde el primer segundo de cada mañana hasta las grandes verdades del mundo. No tiene la vida que anhelaba y nunca la tendrá. Jonathan no es pesimista. Es un realista. No existen los cuentos de hadas. El amor es una ilusión pasajera. La felicidad es un estado de ánimo mentiroso y anestésico. La solidaridad es un gran método de campaña política. Y los buenos samaritanos, la mayor de las leyendas. No hay ni un día soleado para él. Y los días nublados solo confirman sus teorías. Jonathan no es un resentido de la vida. Solo está frustrado. Nunca va a cumplir su gran sueño. Alguien le advirtió a temprana edad que los superhéroes no existen en esta realidad y, por ende, que él nunca lo será.

lunes, 19 de noviembre de 2012

Libertad


Bruno tiene 6 años. Se destaca entre sus compañeritos por varias cosas. Sus lentes, sus camisas bajo el guardapolvo, y que siempre es el primero en levantar la mano. La tarea siempre hecha y estudiada. Tomas, en cambio, es diferente. No destaca, salvo por su tamaño, mayor que el de los demás chicos. Y sus notas, las más bajas de la clase. Pero también sabe como no llamar la atención cuando lo necesita. Como cuando acosa con golpes y amenazas a Bruno durante los recreos sin que las autoridades docentes lo atrapen. Día a día, Bruno sufre este asedio. Todos los días recibe “pelotazos” o se “cae jugando a la mancha” como le dice a sus padres cuando le preguntan por sus marcas. Bruno sabe que si acusa a Tomas, la cosa se va a poner más fea.

A Bruno le encanta ir al colegio, o así era hasta que los acosos se volvieron insoportables. Hoy es el último examen del año. Capaz el ultimo en ese colegio. Hay una pequeña posibilidad de mudarse. Y una posibilidad igual de que lo cambien de colegio. Bruno obtiene otro 10 en su colección. La colección de aplazos de Tomas necesita hacerle espacio al nuevo integrante. No hay tiempo ni espacio en los recreos para una golpiza. Por suerte para Bruno, todos los profesores, y hasta el director, están charlando en el patio. Pero nota a Tomas y sus amigos planeando algo en secreto.

Cuando toca el timbre final, el estar en primera fila le da a Bruno la ventaja para escapar del instituto mucho antes de que Tomas y sus amigos, sentados al fondo, salgan. Por poco se salva. Tomas lo intercepta una cuadra antes de llegar a su casa, seguido por sus amigos y los demás compañeritos. El chisme de una pelea callejera es rápido y nadie se resiste. Bruno termina en el suelo. Tomas encima suyo. 

“¡Pelea! ¡Pelea! ¡Pelea!”

Gritan a su alrededor, en una ronda perfecta. Bruno recibe los golpes llorando.

“¡Pelea! ¡Pelea! ¡Pelea!”

Tomas descarga su ira y envidia en cada puño.

“¡Pelea! ¡Pelea! ¡Pelea!”.

Bruno aprieta los dientes y se cubre la cara. Solo siente el dolor y a la multitud gritando:

“¡Pelea! ¡Pelea! ¡Pelea!”

“¡Pelea! ¡Pelea! ¡Pelea!”

“¡Pelea!”

Un golpe.

“¡Pelea!”

Otro más.

“¡Pelea!”

Dolor.

“¡Pelea!”

Un poco más.

“¡Pelea!”

Más dolor.

“¡Pelea!”

Con suerte no verá más a Tomas.

“¡Pelea!”

Solo otro poco más.

“¡Pelea!”

 NUNCA MÁS.

En un acto inesperado, Bruno acierta un golpe en la cara desprevenida de Tomas.

“¡Pelea! ¡Pelea! ¡Pelea!”.

Golpe tras golpe, Bruno se levanta y va ganando posición.

“¡Pelea! ¡Pelea! ¡Pelea!”

Ya no es un anuncio del combate, es una orden externa e interna.
“¡Peleá! ¡Peleá! ¡Peleá!”

Suena dentro suyo. Bruno pelea como nunca. Y no lo sabe, pero cambia su historia. Una semana más adelante se mudará, pero no cambiará de colegio. Y al año siguiente seguirá cursando con Tomas, pero nunca más lo acosará. Bruno es libre a partir de hoy.