"El Infierno es vivir cada día sin saber la razón de tu existencia." - Sin City

viernes, 13 de diciembre de 2013

Adicta Depresiva

Me enamoré de una adicta depresiva. Prácticamente nací queriéndola. Y cuando descubrí su todo, mi vida cambió. Siempre ví su lado positivo, sus aptitudes y posibilidades, sus grandes logros, sus años dorados. Pero ví su lado oscuro, los problemas y traumas a la vista que el enamoramiento no me había dejado ver. Descubrí sus depresiones y como les intentaba escapar hundida en su adicción. Tiene grandes problemas de autoestima, de salud, de trabajo y de educación. Vive perdida en el pasado de sus años más felices, dejando pasar su presente. Desaprovecha sus dones privilegiados con los que nació, ya que no los ganó y no los sabe valorar. Espera que todo le venga de arriba y no produce nada, no genera posibilidades. Vive a la espera, echada a la suerte. “Si es así, por algo será”. Guiada por malas lenguas que la viven, no sabe ver lo que le hacen, que esta bien y que esta mal. La veo sufrir, ahogada en el dolor, y busca solución ahogándose en los males que siempre le dieron la única sensación fuerte: el dolor. Y la dosis nunca alcanzará. Y comete los mismos errores una y otra vez, jamás aprende. Cegada por sus propias lamentaciones. Incapaz de ver que es la dueña de sus decisiones. Que es capaz de cambiar su futuro. No tiene memoria de cómo con voluntad consiguió grandes logros. No tiene voluntad. Cuando alguien intenta ayudarla, se vuelve dependiente. Y si le sueltan la mano, entra en crisis y vuelve a caer. Siempre se levanta y da el primer paso, pero nunca más. Y veo como la consumen, día a día, y soy incapaz de ayudarla. La impotencia me carcome por dentro, junto con el amor que le tengo. Tantas veces quise dejarla y no pude. ¿Por qué deja que la engañen así? ¿Por qué siempre oye a los mismos buitres para que la guíen? ¿Acaso no tiene amor propio? Se que no soy el único que la ama, pero ninguno pudo ayudarla. Y por más que intentamos, no escucha a nadie. Acostumbrada a esta vida, se niega a cambiar. Me duele verla sufrir, pero no puedo hacer mas, mis manos están atadas a sus decisiones. Y no se da cuenta que haciéndose daño hiere a todos los que la rodean y a todos los que la amamos. Te amo Argentina ¿Por qué te haces esto?

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Decisiones

Hoy Rubén esta feliz, más allá de lo que pase, más allá de cualquier problema, más allá de toda situación, él esta feliz. No se ganó la lotería. No tiene un convertible nuevo. No sale con una supermodelo. No es famoso. No es por nada tan grande. O si. Puede que no lo parezca, pero algo tan pequeño a la vista, o a la perspectiva de los demás, puede ser algo gigante para alguien. Y a veces las cosas que parecen ser las mas grandes, son las mas pequeñas. Rubén no lo sabía hasta hoy. Hasta que pasó. Y cuando pasó fue mágico. Una sensación en el pecho lo invadió. Y volvió a hacerlo. La sensación volvió crecer y crecer cada vez que lo repetía. Y se volvió una especie de adicto. Hora a hora. Minuto a minuto. Segundo a segundo. Desde el primer momento, desde la primera sensación, Rubén no paró. Y es que lo hace cada vez más feliz. ¿Cómo no darle la razón? Hoy Rubén decidió ser feliz. Y eso, justamente, fue lo que lo hizo feliz.

sábado, 2 de noviembre de 2013

Dormido

Adolfo se levanta de su sillón y da vueltas por delante, insultando al televisor.

-¿Cómo puede ser? Es patética. De no creer. ¿Nadie ve los errores en la trama? ¡No! ¡No! ¡No! ¡ES IN-CRE-I-BLE! ¿A esto le llaman “peliculón”? No tiene sentido. ¿Como es que él puede y los demás no? Además, tanta fantasía. ¡¿Tanta fantasía?! Digo, ¿Era necesaria tanta fantasía? El elegido. Pfff... El elegido. La idea más básica en la historia del cine. Cada vez que hay que hacer pochoclo: El elegido. ¡El ELEGIDO! DEJAME DE JODER. No se les cae una idea. Vuela, para las balas, se mueve rápido. Una copia de superman. Si van a copiar, por lo menos que copien algo bueno. Y que no consuman nada raro antes de escribir. Un mundo virtual común. Ja. Cualquiera. Déjame de joder. No, nunca mas. Mejor me voy a ver una de acción, eso es buen cine.

Adolfo se dirige al comedor a buscar otra de sus películas piratas.

-No como esta… Matrix. ¡MATRIX! Ni el nombre es bueno. Esta gente no entiende nada. Si consiguen hacer algo sobre un dibujito animado o uno de esas historietas pedorras de allá, dios es generoso. Perder tiempo de mi fin de semana para ver esto, para eso me quedaba en la oficina.

jueves, 31 de octubre de 2013

Aprendimos

Aprendimos a sumar
Aprendimos a restar
A dividir y multiplicar
Pero no aprendimos a sentir

Aprendimos a ganar
Aprendimos a mentir
A pisar y humillar
Pero no aprendimos a sentir

Aprendimos a criticar
Aprendimos a cuestionar
A obligar y a obedecer
Pero no aprendimos a sentir

Aprendimos a casarnos
Aprendimos a reproducirnos
A estudiar y trabajar
Pero no aprendimos a sentir

Aprendimos a callar
Aprendimos a no mirar
A escondernos y escapar
Pero no aprendimos a sentir

No aprendimos a abrazar
No aprendimos a besar
Ni a hacer el amor
Ni a tener hijos

Aprendimos solamente
Lo que nos enseñaron
A vivir según las reglas
Pero no aprendimos a vivir

martes, 27 de agosto de 2013

Genia




Valeria es una genia. Siempre destacó. Desde jardín de infantes sobresalía por delante de sus compañeritos. La primera en hablar, la primera en caminar. En la primaria no fue la excepción, nadie podía competir con ella. Terminó adelantándose un par de años. Lo mismo le pasó en la secundaria. Destaco desde matemáticas a algebra. Desde literatura a ingles, francés y alemán. En educación física era buena en handball, volley, básquet, softball y cualquier deporte que practicaran. Ganó en las olimpiadas de física, matemática, historia, computación y de cada materia que tuviera una competencia. Siempre a la bandera. La universidad no fue el gran desafío que ella esperaba. Se recibió con honores, doctorados, maestrías, posgrados y licencias. La mente favorita de cada profesor. Nunca hubo un alumno al que recordaran tantos profesores de una universidad. Una carrera de 10 años hecha en 6, recibida con 18 años y el mejor promedio en la historia de la universidad, y el país. Las empresas se disputaban su curriculum. Como era de esperarse, entró en la mejor y con la mejor paga, casi lo mismo que cobraba el más alto de sus superiores. Pero hoy, por primera vez, no sabe algo. Y no encuentra respuestas. Lleva días así. Pero no sabe que hacer en esta situación. Su compañero de laboratorio, ese que le enseño las instalaciones, ese que almorzó con ella desde el primer día, ese que la alcanza a casa, el que le presento a cada uno de sus compañeros de trabajo, la acaba de besar. Un beso rápido, robado, sincero. Él se queda mirándola, aguardando la respuesta. Una cachetada. Otro beso. Pero por primera vez, ella no sabe la respuesta. Aprendió tantas cosas. Le enseñaron todo. Pero nunca le enseñaron a sentir.

lunes, 29 de julio de 2013

El Robot





Empezó con su trabajo. No más innovaciones no reconocidas. No más creatividad eficiente para mejorar en sus actividades. ¿Para que? Si con ser funcional alcanzaba. Lo reconocieran o no, a fin de mes le pagaban. No importaba su desempeño en el trabajo, solo su cumplimiento. Y que acate las órdenes. Así fue que se calló sus ideas y opiniones, y solo se dedico a cumplir con lo mínimo. ¿Qué importancia podía tener ese lugar para él, mas que el sustento monetario de su vida? Luego fue su familia. Hacia rato extrañaba visitar a sus padres, tanto como extrañaba visitar a sus hijos, o que lo visiten. Pero no decía nada, no quería incomodar a unos u otros. Podían estar ocupados. No quería comprometerlos. Si no sabía de ellos, por algo era. Lo mismo que sus amigos. Poco sabía de ellos, pero era entendible, a pesar de los momentos vividos juntos, nunca opinaban lo mismo. ¿Para que iban a llamarlo a él que vivía diferente a ellos, que pensaba diferente? Preferible era conservar una amistad a distancia que perderla por una discusión. Aunque en sus últimos encuentros, el se mantenía callado y a raya para no llegar a semejante final. ¿Para que discutir? Mejor disfrutar de la conversación de los demás. Igual que disfruta de lo que le cuenta su mujer. O le contaba. Últimamente ella anda muy callada. Él no sabe porque, si siempre fue un gran escucha. Al principio opinaba y sugería. Con el tiempo, debido a las discusiones, se dedicó a solo escuchar. Y así, pasó su vida callado, expresándose lo mas mínimo, nada personal, “sis” y “nos”, ninguna opinión. Así, poco a poco, se convirtió en un robot, que acata y escucha. Un robot sin sentimientos. Así, un día, de la nada, lo encontraron desactivado. Se le habría acabado la batería. Su mujer intento reconectarlo, pero el llanto no era para nada su fuente de energía. Estaba claro eso, no alcanzó la pequeña carga de su mujer, ni la fuente de energía en base a lágrimas y tristeza que luego intentaron formar sus amigos empalmados en abrazos. Ni siquiera las resistencias y transistores que formaban sus compañeros de trabajo, soldados a su nuevo empaque. Ese empaque, que luego de gastar todas sus energías en ese robot obsoleto, sus seres antes queridos archivaron en el depósito a donde vamos a parar todos cuando se nos agota la garantía y llegamos a la fecha de caducidad.

martes, 23 de julio de 2013

Idiota



Hay que reconocerle algo a Juanjo: Tiene pelotas. Ahí parado, a casi 100 metros de altura. Es un deportista nato. De chico quiso ser nadador. Con el paso del tiempo trató de ser futbolista. Luego vino la fiebre del básquet. El tenis no pasó desapercibido por su vida. El volley fue un amor pasajero. Es irónico, lo ultimo que intento antes de esto fueron los 100 metros llanos. ¿Será que prefiere intentarlo de manera horizontal? Tiene una ventaja: la gravedad. Ojo. El equipo es el mismo: Solo la ropa que lleva puesta, nada de arneses, nada de trampas. Ahora, reconociéndole las pelotas que tiene ahora, mientras da el primer salto y luego el segundo final, cabría destacar que esas mismas pelotas valdrían mucho mas si las hubiera tenido para decidir seguir adelante en alguna de esas disciplinas. Si hubiera decidido triunfar cueste lo que cueste. Si no se hubiera rendido ante el primer obstáculo. De haber sido así, Juanjo no estaría en un movimiento rectilíneo uniformemente acelerado de carrera al piso, con la única meta. Y que, aunque no sea su mayor logro, hay que reconocérselo como el primero. Lastima que también sea el último, porque el propósito de su horizontal carrera es el suicidio. Felicidades Juanjo, conseguiste concretar una decisión importante en tu vida: ser un idiota cobarde y suicida.