Texto Inspirado en una de las performances del JAM del 21/08/2014 (Cuerpos Futuros En el Presente) en Corrientes 3449. Foto de Romina Dominguez. Modelo: Melisa Luz Prior.
Diosa de una cultura ancestral, destinada a nacer, vivir y morir, una y otra vez. Es la representación del eterno ciclo de las sociedades. Y aun hoy en día, en que los nombres y los límites parecen eternos, sigue cumpliendo su destino. Porque por mas que los títulos no cambien, cada sociedad sigue el mismo ciclo, desde las cenizas de sus antecesoras. Pero se empeñan en conservar los nombres y limites de sus predecesoras. Algunos pocos nos quieren hacer creer que las bases son sólidas y que ya no hay nada que cambiar. Pero ningún país es el mismo que fue el día anterior, ninguna ciudad es lo que fue una hora atrás, ningún hombre es el mismo a cada instante. Y el mismísimo planeta alguna vez nació para algún día morir, cambiando en el transcurso. Todo nace. Todo muere. Menos ella. Porque cuando todo muera, ella morirá una vez más, para volver a renacer, trayendo con ella el renacer de todo lo que murió. Es el ciclo que no tiene fin. El loop infinito de la vida y la muerte. Fuerzas complementarias que no pueden existir la una sin la otra. La vida se abre camino aun en los terrenos de la muerte. La muerte requiere vida para extinguirla. Y en medio de ambas, el cambio, el crecimiento, el recorrido vasto de la una a la otra. Es una diosa antigua, mas que la cultura que alguna vez la adoró y le dio un nombre. Más antigua que todo. La primera en nacer, la ultima que morirá.