"El Infierno es vivir cada día sin saber la razón de tu existencia." - Sin City

miércoles, 4 de junio de 2014

Muriendo en la calle

Hay un niño muriendo en la calle. Lo mataron por la espalda. La mirada vacía. La boca inexpresiva. Muchos testigos y aun así, nadie vio nada. Nadie hace nada. Todos miran como muere. Algunos se toman un descanso para ver el espectáculo. Otros miran de reojo mientras corren a ningún lugar. Los medios transmiten la horrorosa escena, contando las palpitaciones expectantes del minuto a minuto. Si muere en cámara mejor. La ayuda nunca llega. Nunca llegará. Nadie la pidió. Nadie la aprobó. El niño muere lentamente en la calle y todos miran sin mirar. Todos susurran. Nadie hace nada. ¿Quien lo mató? Fui yo. Y vos. Y él. Y ella. Fuimos nosotros, ustedes y ellos. Todos juntos empujamos el cuchillo en su espalda. Todos juntos pusimos el revolver en su mano y apretamos su dedo en el gatillo. Todos pusimos la droga en su esquina. Todos le quitamos el plato de comida. Todos juntos incautamos sus juguetes y sus dibujitos infantiles. Todos miramos a otro lado. Todos dejamos morir a ese niño en la calle. Todos somos culpables. Digamos adiós al niño que no crecerá. Que no jugará. Que no amará. Que no aprenderá. Que no ayudará. Digamos adiós al niño que nunca en la vida verá hacerse realidad sus sueños. Ni peleará por ellos. Sigamos caminando, apurados, corriendo a ningún lado, que el niño ya murió en la calle y no es noticia.