"El Infierno es vivir cada día sin saber la razón de tu existencia." - Sin City

martes, 19 de mayo de 2015

Día Gris






No soporto a esa gente que cree en el destino, las estrellas, el horóscopo, las runas y todos esos misticismos en el que depositan la responsabilidad del rumbo de sus vidas. Soy ateo y me responsabilizo de mi accionar y consecuencias. No soy de esas personas que “no creen en las casualidades”, no ahora, ya no mas. Antes la vida era un guión para mí, tan fácil de leer como un buen libro, si prestabas atención, siempre podías encontrar el indicio de lo que te estaba por pasar a largo o corto plazo. Es casualidad que hoy, que me siento melancólico, la única remera manga larga que encontré a mano fuera gris. Es casualidad que hoy que me siento castrado y domesticado, el dibujo en mi pecho sea una cerradura. Es casualidad que el clima acompañe mi estado de animo, después de tantos días soleados en pleno otoño. Y varias conversaciones me traen a este punto, a recordar el perro rabioso y salvaje que era y a ver el cachorro domesticado y servicial que ahora soy. Una cadena simbólica aprieta mi cuello y mis muñecas. Soy un canario en su jaula, triste, negado a silbar. La hoguera se apagó y el fénix no resurgió. La rutina me adoctrina, en un circulo vicioso de cansancio en el que, tan casado de esta vida, no me quedan fuerzas para salir de ella y sigo con lo mismo. Veo a mis ídolos caídos cada día, pegados en el monitor de esta gris oficina, mirándome y decepcionándose en mi interior. Levantarse a la mañana cuesta cada día mas, como en las épocas de primaria y secundaria. Nunca fui ducho para las obligaciones y responsabilidades, fui un ave libre que volaba sin límite en el cielo y me bajaron de un hondazo. Hoy me arrastro con las alas heridas por el piso y miro al cielo donde vivía, con la tristeza de un pez al mar desde su bolsa de plástico. Miraba a todos desde arriba y hoy los miro desde abajo. Odiaba el protocolo y no había nadie por encima de mí. Hoy tengo autoridades y no se mandar a nadie a la mierda. No me enorgullece esta escritura, es autobiográfica y no imaginativa. Que poca fuerza de voluntad tengo, que un par de golpes a mis sueños me hicieron levantar la bandera blanca. Lleno el vacío con materialismo y creaciones vagas. Se que tengo el niño interno herido y se la pasa jugando, solo, sin hacer nuevos amigos. Y el adolescente que era llora desconsolado, impotente por no haber podido hacer su rebelión. Colgué la capucha y me calcé el traje. Nunca supe sacrificar nada a cambio de nada. Y ahora siento que me sacrifiqué a mi mismo. ¿Hasta que punto lo que necesitamos es mas valioso que nosotros mismos? ¿En que punto nos cansamos de luchar y dejamos todo como esta? ¿Por qué es que asesinamos a nuestros héroes? ¿Por qué, aunque no lo somos, nos creemos el villano? Viví demasiado tiempo en la fantasía y la utopia, hasta que ví la realidad y me sentí impotente. Hasta a veces, pareciera que la historia no nos pertenece, que somos marionetas. Nos ponen una deuda en la mano, un billete en el culo y hacemos lo que nos piden. Hoy no soy el dios. Hoy no soy el demonio. No soy el héroe, ni el villano. Ni siquiera soy yo. Soy alguien que extraña ser la persona dueña de este nombre y numero de identidad.

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